Día veintiocho: lunes 13 de marzo
[Escribí estas idea hacia fines de febrero, para un proyecto que no existió, ¿pero que aún podría existir? No lo sé: otra cosa que deberá retomarse cuando los tiempos retomen cierta normalidad]
Uno. Anoche por fin acabé
de mudarme. Trasladé todas mis cosas con lentitud y cierta negación cínica del
cambio. Recién esta mañana pude terminar de ordenarlo casi todo. Libros,
fotocopias, adornos, ropa. Estuve viviendo durante casi un año en un lugar del
que no quiero irme, pero en el que ya no puedo vivir. Mientras transitaba todas
esas cosas que a uno lo definen (dos libreros, un rompecabezas, varias bolsas
de tela, cinco camisas sin planchar), mientras las llevaba de un lugar a otro, comprendí
–aunque no sé si el término exacto sea 'comprender'– la melancolía que siento
por estos días. Así que cuando casi estaba terminando de ordenarlo todo, y
antes de tirarme en cama a lamentarme la vida, coloqué algunas canciones de
Fito en el playlist.
Dos. Si la música que
oímos diariamente se justifica por algo, si las canciones que tanto nos gustan
importan, debe ser por los significados que estas transmiten. Significados emocionales,
racionales. Por la manera cómo consolidan, en letra y melodía, algo sobre
nosotros. Siento que me pasa eso con El amor después del amor de Fito
Páez. Es algo así como mi canción de recomposición. Todos, imagino, debemos
tener una canción así. A mí me funciona para esas jornadas en las que me siento
algo bajoneado y con ganas de nada. La pongo y me estabiliza. Incluso, creo que
estoy algo condicionado por ella. Apenas suenan los platillos iniciales algo en
mí se activa. Algo en mí goza. Ya luego el buen humor va llegando, poco a poco,
con el devenir de la canción.
Tres. Es cierto: ha sido
harto escuchada, es bastante conocida. Esta canción apertura el disco homónimo más
vendido de toda la historia argentina y, justamente por ello, le consolidó la
fama a Fito. Además, en nuestras poco creativas radios nacionales suena a cada rato
(por lo menos dos o tres veces al día). Y, para algunos, también, esta canción
está asociada a esa linda película donde dos jóvenes homosexuales descubren sus
cuerpos y aceptan sus deseos de modo soterrado pero disidente. En fin, El
amor después del amor podría entrar, entonces, en ese rubro de canciones
trilladas: la hemos oído por todas partes, muchas veces, de modo perenne y
constante, tanto que su valor ya se ha degradado hasta no querer escucharlas
más.
Y, sin embargo, pese a lo
conocida que es, el título sigue siendo un enigma. Y creo que es oportuno decir
algo sobre esta canción, sobre aquello que significa. Sobre todo a partir de la
pregunta fundacional que plantea su título: ¿qué es el amor después del amor?
Cuatro. En este momento, ahora
mismo, mientras organizo zapatos, desecho comida y doblo cubrecamas; mientras
ordeno libros por géneros, me deshago de los papeles inútiles y barro mi nueva
habitación, se me ocurren tres posibles respuestas para esta pregunta. Quiero
mencionarlas con rapidez y efectividad, como para que la interpretación no se pierda
en el “podría haber sido” y, al menos, perdure en este breve espacio digital. Así
que estas son las tres posibilidades que se me ocurren ahora para el
significado de esta canción llamada el amor después del amor: lo que acontece
luego de la escena sexual, eso que queda después del fin de una relación
amorosa importante, aquello que sobreviene luego del amor inicial.
Cinco. La primera
posibilidad. Creo que la canción de Fito habla de aquello que sucede luego de
la escena sexual. Cuando el sexo ha terminado y los cuerpos, un poco más
desgastados, un poco más unidos, vuelven a su normalidad. Es un momento
importante, porque se pone mucho en juego. Aquí suele decidirse el vínculo
entre los amantes. Puede surgir el amor o el rechazo, puedes ponerte confesional
y hablar sobre esas cosas que no cuentas a nadie, o puedes inventar una excusa,
irte rápido, fugar de la escena del crimen. ¿Cuántas veces hemos escapado,
arrepentidos, después de haberlo hecho?, ¿cuántas veces más se ha originado,
allí mismo, un sentimiento cercano al amor? Definitivamente es un tiempo importante.
La gente fuma cigarrillos, bebe agua, se seca el sudor. Quizá sientes vergüenza
y te vistes, o quizá asumes y muestras tu cuerpo desnudo e imperfecto. Y
entiéndase esto último de manera literal y metafórica. Cuando acabas de hacer
el amor, pareciera decirnos Fito, puede surgir otra forma de amar. Cuando
acabas de tirar, decimos nosotros, puede suceder algo más. Algo que se
relaciona con ese “rayo de sol” que referencia la canción al principio (un
significado de luminosidad, de bienestar, de inicio) y que también se relaciona
con esa idea de “una llave por otra llave” (que termina siendo el vínculo del amor).
Pero sobre todo “algo” que se justifica en esa frase harto cantada en el coro:
“nadie puede y nadie debe vivir sin amor”.
Dicho de otro modo, explicado en
simple, resumido: el amor después del amor podría ser la posibilidad de que aparezca
otro tipo de conexión –más metafísica, más emocional, más íntima– luego de acontecida
la conexión carnal.
Seis. La segunda
posibilidad. También pienso en esta canción de Fito como en una que aborda todo
eso que permanece luego del fin de una relación amorosa: una forma de mirar
distinto a quien fue tu pareja. Aquí, ese amor que viene luego del amor es una
forma del buen recuerdo. Me explico. Ya sabemos que con el fin de una relación llega
el caos y la desconexión, la soledad, el intento por volver a uno mismo. Y
también es cierto que las relaciones amorosas no siempre acaban bien. Pero, a
pesar de ello, cuando el amor pasa y el vínculo entre los dos se ha roto, y a
pesar de cómo se acabó, creo que con el tiempo uno aprende a mirar con “amor” a
ese otro. Se trata entonces de agradecimiento, incluso de cierta comprensión
por él o ella. De allí esa frase tan perfecta: “el perfume que lleva el dolor”,
es decir, ese intento por acercarse a mirar lo bueno que también posee eso que
ya no existe, ese que ya no está. Porque, después de todo, ¿no somos
justamente, para bien o para mal, otras personas gracias a nuestros ex? Y esto
es algo que también podríamos aplicar a las relaciones amicales o familiares:
el fin de estas, cualquiera sea la razón, siempre nos deja saberes, buenos
recuerdos, ser algo más de lo que éramos antes.
Se trata, entonces, de aceptar el
aprendizaje. Aceptar con gratitud. Aceptar que, pese al fin, esa persona que en
algún momento fue importante para ti, contribuyó a ser lo que en estos momentos
eres. Pensar de ese modo es también pensar en ese otro amor que llega luego del
amor.
Siete. La tercera
posibilidad (la que más me gusta, con la que me siento más identificado). El
amor después del amor como el sentimiento que surge luego del primer momento
amoroso. Ya lo sabemos todos: al principio siempre nos pega fuerte. El amor
llega y arremete. Es enérgico e inesperado, transforma algo de ti, te desahueva
de maneras impensadas. Pero ese primer momento del amor pasa. El shock inicial
se agota más o menos rápido. Y luego acontece lo auténtico: la realidad de los
sujetos que se proponen amar. Ciertas ideas, palabras, modos, acciones que no
viste al inicio. Cuando ese primer momento del amor pasa, y si los sujetos
implicados están dispuestos a comprometerse en serio, llega el otro amor: uno
más maduro, uno más sabio. Este es un momento super decisivo: allí se juega
mucho de la capacidad del diálogo, la comprensión mutua, el destierro del
orgullo y cierto cinismo solipsista con que nos han educado. Se trata de poder
sostener ese acontecimiento llamado amor. De poder ser fiel –y por tanto hacer
perdurar– a la verdad, al mito, que ese sentir ha instaurado en nosotros.
Entonces esta es la tercera
posibilidad para esta canción: el amor más sabio (una promesa de futuro) que
llega luego del amar inicial. De allí que en esta interpretación sea
fundamental esa parte en la que Fito dice: “me hice fuerte ahí, donde nunca vi:
nadie puede decirme quién soy. Yo lo sé muy bien, te aprendí a querer”. Ese
aprender a querer es la clave. Uno se enamora de manera intempestiva e
inesperada, pero amar, verdaderamente amar, es todo un aprendizaje emocional
que se adquiere con el tiempo, con las ganas, cuando el amor inicial ya pasó.
Ocho. Estas han sido mis
tres posibilidades de interpretación: el amor después del amor como conexión,
el amor después del amor como gratitud, el amor después del amor como promesa
de futuro. Lo similar en ellas es la forma del cambio. Sea cual sea la
posibilidad interpretativa que más te guste de todo lo que aquí he mencionado,
todas estas versiones hablan de cómo se cambia, de cómo los sujetos y sus
emociones –al igual que yo en estos momentos– van mudándose de lugar, de
espacio, de sentir. Todo se moviliza. De eso habla esta sabia canción. Qué
bueno que sea así.
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