Día 1097: miércoles 9 de febrero de 2022
Una vez, un profesor, de quien
aprendí mucho, me dijo que, cuando todavía era joven y hermoso, se pasaba
algunas noches de largo, trabajando, con el hijo y los sueños creciendo, a
punta de café, autoexigencia y un inevitable placer por estar haciendo, por
fin, lo que quería hacer. No importaba la noche, el cansancio, tampoco la
incertidumbre del futuro que, si bien se mostraba promisorio, aún no resultaba
del todo perfecto. Solo él y sus sueños. Y los perros románticos.
Bien. Cada vez más, de cierta manera, me da un poco de vergüenza, pero también orgullo, admitirlo, me estoy convirtiendo en ese profesor. En ese sujeto.
Esta madrugada he cumplido tres
años sin fumar. Muchos cambios están aproximándose y yo estoy aquí,
deteniéndome en la violenta rapidez de estos días, para dar testimonio, en este
espacio abandonado, sobre uno de mis hábitos favoritos: consumir cigarrillos.
***
Así que todavía extraño fumar. ¿Pero extraño realmente el acto de fumar o lo que extraño es el conjunto de prácticas que asociaba a la idea de fumar?, ¿es el humo en mi garganta mientras camino lo que verdaderamente extraño o, más bien, la caminata, el humo, mi garganta?